En el año de 1450 Johannes Gutenberg inventó la imprenta, y hoy en día se reconoce este hecho como uno de los grandes avances tecnológicos en la historia de la humanidad.

Durante el siglo XV, cuando recién Gutenberg estaba ensayando su invento, la producción de copias de libros en Europa era cercana a los 15 millones. Este era un trabajo manual, donde escribanos y copistas se dedicaban durante años a reproducir copias de libros. Reproducir una Biblia, por ejemplo, era un trabajo de 10 años. Pero en el siglo XVI, gracias a la imprenta de Gutenberg, se copiaron cerca de 200 millones (13 veces más) de libros en Europa; en el siglo XVII, unos 550 millones (2,7 veces más); y en el siglo XVIII casi mil millones de copias (2 veces más). Esto es un crecimiento exponencial sostenido durante más de 3 siglos.

Pero volvamos al siglo XV, época en la cuál uno de los trabajos más importantes era ser Copista. De la noche a la mañana, cientos y miles de copistas se quedaron sin trabajo; sus servicios ya no eran requeridos. Un avance tecnológico permitía hacer el mismo trabajo mucho más rápido y de forma mucho más económica. La «industria» de la reproducción de libros sufrió una disrupción.

Ya estamos en el siglo XXI y estamos presenciando la aparición de cientos de inventos con el mismo potencial disruptivo de la imprenta de Gutenberg:

– El internet / telefonía celular inteligente / capacidad de procesamiento, está logrando un cambio en las rutinas de trabajo de cualquier negocio. Nos permite estar conectados con el mundo desde cualquier lugar y en tiempo real. La información está al alance de todos.

– La robótica, para hacer trabajos manuales y repetitivos. Hoy en día, un brazo robótico cuesta menos de 15.000 USD, más o menos el equivalente de 3 salarios mínimos, lo que significa que ya es financieramente viable sustituir trabajadores por robots en este tipo de trabajos. Imagínese la pérdida de competitividad de países manufactureros cuando las empresas se den cuenta de esto.

– Las impresoras 3D, que permiten reproducir en diferentes materiales cualquier objeto «escaneable». Sin duda van generar disrupción en múltiples industrias, por ejemplo, herramientas, accesorios de vestir, adornos, juguetes etc. ¿Vale la pena comprar toda una caja de legos, o es preferible imprimir en casa la pieza que hace falta?

– La inteligencia artificial, donde desarrollos como Watson de IBM ponen a tambalear trabajos de análisis racional como la consultoría financiera, legal, médica, entre otras.

– La aparición de la moneda virtual, con un primer prototipo (bitcoin) que recientemente falló, pero que empieza a mostrar que existen sistemas más eficientes, simples y económicos que la actual industria bancaria.

– El avance en la tecnología de la energía solar, que cada vez es más barata y que recién el año pasado y a pesar de la caída del precio del barril de petroleo, empezó a ser más barato producir un KW con energía solar que con energía fósil.

En resumen, el avance tecnológico acelerado y exponencial va a generar una disrupción en el mundo tal y como lo conocemos. Eso implica que cada uno de nosotros, cada puesto de trabajo, va a vivir lo mismo que vivieron los copistas del siglo XV. El trabajo tal y como lo conocemos se está transformando, por eso la capacidad de innovación y cambio personal es una competencia fundamental para aprovechar las oportunidades que aparecen en este nuevo mundo de los negocios.


*por Johan Stuve

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