El Automóvil: ¿Alquilar o Comprar?

El sistema de transporte público de pasajeros de Florida es muy probable que no figure entre los más eficientes del mundo. A pesar de la variedad de modos de transporte terrestre de pasajeros –metrobús, tranvía, metrorail, Tri-rail- las largas distancias entre núcleos urbanos y la baja densidad de población de esos centros urbanos hacen que el servicio de transporte público siempre esté en deuda con los floridanos.

La atomización de los centros urbanos de interés a lo largo de la geografía del Estado condujo al desarrollo de una sólida red vial compuesta por más de 12,000 kilómetros de autopistas y carreteras de primer orden. Esta infraestructura, aunada a la producción en línea de millones de vehículos, el acceso al crédito y la disponibilidad de combustible barato no tardaron en “motorizar” el modo de vida de la sociedad norteamericana.

En Florida, el número de automóviles registrados actualmente supera las 13, 850,000 unidades lo que significa, en una población local de unos 19, 900,000 habitantes, que casi el 70 por ciento de los floridanos tendría un automóvil a su disposición. Es tal la importancia del automóvil en el quehacer diario de nuestra gente que resulta difícil concebir a una familia que no cuente con al menos un vehículo para desplazarse.

Por eso es importante no solo saber escoger el tipo de vehículo sino también distinguir si es más conveniente alquilarlo bajo la modalidad de “lease” o comprarlo. Veamos.

¿Cómo opera el “lease”?

La traducción al español de “lease” es “arrendamiento”. En este caso la posesión del vehículo contratado estará sujeta a las siguientes condiciones:

  1. El contrato se centra en el uso temporal, generalmente por 3 años, de un vehículo nuevo.
  2. El usuario pagará solo el valor equivalente al monto de la depreciación causada durante el período de uso.
  3. Es frecuente el pago de una baja cuota inicial y cuotas mensuales consecutivas que incluyen capital e intereses.
  4. Tanto la cuota inicial como el interés anual que se estipule dependerá de la calificación crediticia del que arrienda; los términos generalmente son susceptibles de negociación.
  5. El uso del vehículo se mide, a los efectos del contrato, por las millas recorridas. A mayor millage mayor costo. El promedio de millas por año suele ser de 12,000.
  6. El usuario estará cubierto durante el lapso de arrendamiento contra reparaciones mecánicas y desperfectos del vehículo y solo deberá costear el servicio de mantenimiento.
  7. El vehículo deberá ser entregado en similares condiciones mecánicas y de apariencia a las originales, tomando en cuenta el desgaste normal por el uso.
  8. Las millas en exceso sobre el límite contractual estipulado deberán pagarse el día de la entrega del vehículo; las millas no utilizadas, por el contrario, no son descontadas del balance.
  9. En caso de terminación anticipada el usuario deberá cancelar el saldo restante de cuotas y, eventualmente, sufrir alguna penalidad contractual.
  10. Al finalizar el lapso del contrato el arrendatario podrá adquirir el vehículo por su valor de rescate o residual.

¿Cómo opera la adquisición?

Los contratos de compra-venta de vehículos nuevos están usualmente sujetos a los siguientes términos:

  1. Con la firma del contrato el comprador adquiere la posesión del vehículo pero, si hay financiamiento de la operación, el vendedor o el prestamista conservará la propiedad hasta que la deuda se haya cancelado.
  2. La cuota inicial y las cuotas mensuales se calculan en base al valor total del vehículo y, por lo tanto, son muy superiores a las cuotas de un “lease”.
  3. Los créditos para adquisición de vehículos suelen ser a plazos de hasta 6 años.
  4. El comprador no tendrá limitación alguna en cuanto al número de millas recorridas, modificaciones mecánicas y de apariencia y tipo de uso que le dé al vehículo.
  5. El comprador debe cubrir todos los gastos relativos a reparaciones mecánicas y mantenimiento que no estén amparados por garantías del fabricante.

Con estos elementos de juicio que hemos esbozado se facilita la toma de una decisión acertada en cuanto a arrendar o adquirir un vehículo nuevo. A este nivel todo dependerá de la importancia que pueda tener el vehículo en nuestras vidas.

La vía del “lease” luce conveniente para (a) personas amantes de los cambios tecnológicos tales como sistemas híbridos y eléctricos, robotización y navegadores satelitales, listos para estrenar cada tres años; (b) conductores que no dependan del vehículo para su trabajo o que sean aficionados al turismo por carretera; (c) usuarios con un buen rango crediticio, digamos, superior a 580.

La vía de la adquisición, por su parte, resulta apropiada para personas que hacen uso intensivo de su vehículo y que gustan de hacerle modificaciones estructurales. La propiedad plena, además de permitirle el uso y hasta el abuso al propietario, le garantiza el derecho a disponer a su criterio de su activo.

En lo personal les comento que cuando me mudé a los EE.UU. comencé arrendando un automóvil pero me excedí en el límite de millas y debí pagar un fuerte monto por el exceso; luego, adquirí un vehículo hibrido con la intención de ahorrar en gasolina y en cuotas mensuales pero, después de 6 años de uso, sufrió un daño mecánico sin garantía del concesionario que me obligó a cambiarlo.

Actualmente me siento muy cómodo manejando un auto arrendado bajo el esquema de tres años y 12,000 millas por año. Les confieso que con frecuencia disfruto imaginándome cómo será el vehículo que escogeré cuando suscriba mi nuevo “lease”, en eso de un par de años.

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